jueves, 16 de abril de 2009

Otro año más

Se nos fue, otro año más.
Aqui estamos, otro Domingo de Resurrección despidiendo los días grandes de la ciudad.
Cumplimos otro año, viendo subir al Nazareno por el Pizarro, callando ante los monjes del Espíritu Santo, sintiendonos más humildes al paso del Cristo de Luz y Vida, y sobre todo, callando refugiados en el calor de la pasión, y en las notas de la muerte.
Asistimos al riego para ver cómo Jesus caía por tercera vez, y en silencio y sin hacer ruido, escuchamos a Cristo en modo de plegaria, en intenso agudo, en el canto del "Jerusalem".
Otro año más el nazareno del dolor bajó con los suyos, y rezamos las siete palabras a modo de toque de tambor, tambor que rogaba plegarias, y nos recogía en el frio de la noche.
Zamora se hizo muda un miercoles santo, mientras la ciudad se llenaba de rojo pasión y sólo el cristo de las Injurias se acercaba lento, por la rúa, intensificando su dolor, y nuestro propio dolor. Mientras el bombardino sonaba a recogimiento, el miserere alistano se alzaba hacia el cielo, sonando castellanamente, a nuestra manera.
El jueves nos levantamos pronto para ver pasar el verde que camina hacia la esperanza, que nos llena de estrellas con su manto, y que nos aflige ante su mirada, triste, dolorosa, la de una madre que espera impaciente el milagro.
La tarde del jueves santo se vistió como cada año de morado intenso, y las notas de Mater Mea, La Saeta, o La Cruz, volvían a llevar a Zamora a revivir escenas cúlmenes como la oracion en el huerto, el prendimiento, la flagelación o la sentencia. Veíamos a Cristo humillado, burlado y apaleado ante los ojos de la población castellana, que atónita, solo agachaba la cabeza y sentía las llagas del dolor.
Y sale a la calle cristo Yacente, entre el dolor y la muerte, entre la lluvia y el sol, pero el canto del Miserere pudo con la lluvia, y las potentes voces llenaron Viriato de silencio, dolor y belleza.
La madrugada del jueves-viernes santo estuvo pasada por agua, y Jesus Nazareno no salió a la calle, para la pena de 5.000 cofrades y una ciudad que esperaba Sopas de ajo a media mañana y resaca unas horas despues.
Otro año más, el cielo lloraba la muerte de cristo, y el santo entierro no se pudo llevar a cabo.
Pero nuestra madre, la de todos los que creemos en ella y en esa cara de niña, venció los aguaceros y salió a compartir su angustia con toda Zamora, que la miraba y acompañaba en su dolor. Incluso oimos unas lejanas notas de la Marcha Fúnebre de Thalberg como recuerdo de la mañana anterior.
El sábado santo se vistió de pobre, de negro, con atuendo de monja, con su manto.
La soledad salía de San Juan para que todos pudieramos verla. Para que sus finas lágrimas y sus manos entrelazadas nos guardaran el alma y nos sintiéramos solos con ella, para que Zamora se postrara a sus pies y su paso nos guiara hacia la luz.
Y otro año más resucitó, como siempre desde la Horta, y a ritmo de flauta y tamboril, haciendo de una procesión, la primera romería del año.
Así acaba esta semana santa, Zamora vuelve a su soledad, a su misterio, a su silencio, y el barullo de los dias de pasión se aleje otro año más, ya quedan los trajes y túnicas guardados en el armario, y los sentimientos sólo podemos hacerlos palabras. Otro año más acabó, y ya sólo nos queda esperar hasta el año que viene.

jueves, 2 de abril de 2009

Semana Santa 2009

Y volvemos, como cada año a encontrarnos con el ya consagrado "jueves de traslado".
Sin duda el día mas esperado del año por los zamoranos de verdad, los que aman cada rincón de esta bella ciudad románica y los que tachan dia a dia el calendario esperándo encontrar pronto un Marzo-Abril.
Ya ha pasado más de un año desde que metimos por última vez al Resucitado en la Horta, desde que comimos con desgana el dos y pingada mientras nuestras caras lucían ya una nostalgia por los días que acababan de pasar.
Pero el tiempo vuela, y cuando encontramos los primeros despuntes del sol del año, las primeras margaritas y los primeros estornudos, nos volvemos a encontrar con el Mozo, un año más, sin faltar nadie a la cita.
Nadie falta al Pizarro, a comprar las primeras bolsas de pipas, y a sentir algo en el interior que produce una felicidad solo sentida por los zamoranos cada Semana Santa.
Volvemos a oir por la calle los comentarios de los cambios de este año, volvemos a pronosticar el tiempo y mirar al cielo por ver si este año nos da una tregua.
Otro año más, la semana santa es un hecho, los estandartes de las cofradias ya están colocados en el Ayuntamiento, y las aceitadas puestas en el cajón de las galletas.
Ya escuchamos lejanamente a cierto representante semasantero, como es el Barandales y vemos cómo asoma fatigado nuestro mozo vecino por el puente de piedra, que tantas procesiones ha visto.
Despues de un año, las cosas vuelven al sitio de siempre, y aunque tu vida tenga ciertas dificultades, el dia que ves al mozo subir con la cruz a cuestas por el Pizarro, sientes que todo va bien.
Hoy la ciudad se llena de turistas, de cámaras, de sonidos, de sabores, Zamora se impregna de austeridad, de recogimiento, de belleza, de angustia, de dolor, de muerte.
En definitiva, Zamora hoy, se llena de Pasión.
Bienvenidos, a la Semana Santa de 2009.

Manuel