Otro año mas

Aqui estamos, lunes de Pascua, al término de la Semana Santa y con Thalberg de fondo.
Aqui estamos, como cada año, tristes por la perdida de la Pasion.
Zamora se ha quedado vacia, sus calles vuelven a la tranquilidad que reina durante todo el año, y el olor a almendras y a notas de pasión se evapora como el tiempo.
Un año mas, la semana santa está cumplida, un año mas, el nazareno cruzó el puente arropado por los semanasanteros de proa, y las voces del Christus Factus est se elevaron a la cúpula de la Catedral, un año mas, volvimos a recordar los que hicieron posible esta herencia zamorana, y vimos entrar a Jesus entre alaridos, y gritos inocentes. Una vez mas, Jesus se despidió de su madre con el rostro iluminado por el amor y volvió a caer ante la amargura, y Santa Lucia quedó temblando de frio, recogimiento y sorpresa el Lunes Santo.
Una vez mas, asistimos al regreso del Nazareno a su barrio, donde vimos un acto que nos partió el corazón en dos, las notas de Marcha Funebre, sonaban mas tristes que nunca sobrevolando el rio Duero. Vimos esbozar 7 palabras de la boca entreabierta de la agonia de Cristo, y contemplamos dos crucificados en una noche en la que el miserere alistano y el silencio, eran los protagonistas de Zamora.
Pudimos mirar el manto esperanzador de la Esperanza y teñir de morado entre todos una tarde pura de Pasión, al tiempo que Zamora iba cayendo en la noche y las voces de Viriato se alzaban entre teas y plegarias.
De nuevo, y como cada año, fuimos testigos del calvario de Jesus en la hora nona, donde la insigne Marcha de Thalberg inundó las frias piedras y los calientes corazones que habitaban en la plaza mayor, asi como el Entierro que preparamos los zamoranos el viernes Santo, donde la mano que puso cara al cartel de este año, fue la estampa mas angustiosa y sobrecogedora de toda la semana. Angustiosa como nuestra madre, la que paseaba con el hijo en el regazo al son de salve.
Vimos desde una valla a nuestra Virgen, nos sentimos solos como ella esa noche en la que cientos de caras se posaban en una sola para reflejarse en el espejo de la soledad, en el reflejo de la belleza y de la dulzura, en el espejo de la ternura.
Y volvimos a resucitar juntos desde la Horta a ritmo de tamboril y flauta...

Aqui termina la Zamora de verdad, el sentimiento mutuo, el calor humano de los habitantes de esta querida ciudad del románico, se acabó el tambor que corta el aire gélido que recorre la ciudad, se terminaron los repiqueteos del barandales y su cara de fe, de inicio y de dolor penitencial.
Aqui termina la época de los pies frios, de los guantes de cera, de las túnicas en perchas en la habitación. Se acabó el movimiento de turistas y el flash de las cámaras, que hoy quedan en el desvan, asi como los medallones, vestimentas, y los sentimientos convertidos en palabras, hoy quedan en un baul del desvan vacio en realidad, inservible otro año mas, frio y desnudo hasta otro Abril, sin oraciones vividas en su interior, sin miradas de desesperación y dolor interno, Zamora y su pasión, queda reducida a polvo y escombros, en el baul de los recuerdos.