miércoles, 14 de enero de 2009

Ribadelago: 50 años despues.

Era una noche de Enero, una noche de invierno sanabrés. El frio helaba la sangre, y las mantas se apilaban para que las gentes de dicha comarca pudieran conciliar el sueño.
No se veia nadie, no se oia nada, tan solo el viento congelado que rodeaba el pueblo daba presencia de vida, y hacía presagiar el feroz monstruo que se acercaba arrasante.
Era algo mas de media noche de un 9 de Enero de 1959, y Ribadelago, un pequeño emplazamento zamorano a orillas del lago de Sanabria soñaba sin saber que aquella seria la peor de las noches de sus vidas, la noche de la tragedia.
La presa de Vega de Tera nunca tuvo contentos a los vecinos de la localidad, algunos de ellos trabajadores en su construcción y los rumores sobre su mal estado eran evidentes.
Cuando la presa llegó a su límite, la gran fuerza del agua rompió aquel muro y dejó escapar todo el agua contenida, que siguiendo su camino hacia el lago de Sanabria fue a encontrarse con el pueblo que dormía bajo el frio.
Cuando el agua, que llevaba consigo grandes troncos de árboles, ramas, barro, y todo lo que encontraba a su paso, llamó a las puertas de los vecinos, pocos tuvieron tiempo para refugiarse y salvaguardar su vida, siendo arrastrados junto con sus casas rio abajo. Las personas que antes de que el agua llegara a llevarse sus vidas escucharon cómo venía y pudieron subirse a lo alto de las casas, veían cómo sus familias, y con ellas sus vidas, marchaban al fondo del lago para no encontrarlas jamás.
Gritos de desesperación inundaban más fuerte el pueblo que todo el agua que pasó en unos minutos, y debido a la riada, el pueblo lo perdió todo.
Era una noche de Enero, y Ribadelago había muerto a toque de campana, el toque del juicio final.
Hace escasos dias, mi abuelo, un humilde camionero, me relataba con melancolía que aquel día su camión fue el primero en entrar en el pueblo con ayuda, y que aquella estampa desoladora es imposible de olvidar.
Mucha fue la ayuda que llegó a Ribadelago, aunque fue mucha más la que se perdió.La tragedia rodeó el mundo y tristemente, el pequeño pueblo de la provincia de Zamora, se hacía famoso.
Se disputaron partidos de futbol, corridas de toros, y otros espectáculos para recaudar lo posible para el pueblo.
Sin embargo la justicia nunca se hizo realidad, y los pagos no llegaron, y los culpables de la rotura de la presa quedaron libres.
Franco, el dictador que gobernaba España en el momento, había aceptado que la presa empezara a funcionar cuando se sabía que no estaba lista, que los materiales no habian sido adecuados, y ya algunos vaticinaban que eso traería un disgusto, y así fue.
Los causantes de aquella tragedia quedaron libres con cargos, y los pagos prometidos llegaron en una ínfima parte, en los casos en los que se pagaron.
La villa fue reconstruida al estilo andaluz en un nuevo enclave denominado "Ribadelago de Franco", hoy "Ribadelago nuevo".
144 personas fallecieron aquella noche, y solo 28 cuerpos se recuperaron.
El lago de Sanabria guarda en silencio 116 cuerpos en sus entrañas, 116 historias truncadas un 9 de Enero. Es el lago del misterio, el monstruo que despertó aquella noche y hoy está tranquilo entre montañas.
Era una noche de Enero, y Ribadelago moría ahogado, sin que nadie pudiera remediarlo.
Era una noche de Enero, y el lago de Sanabria devoraba a Ribadelago que hoy calla en su interior para el resto de los dias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chapó

M@r@ dijo...

Esta mañaan he ido al Etnográfico a ver la exposición que hay,está bien pero realmente lo que se tuvo que vivir esa noche,con el frio de la madrugada debió de ser terrible.
Espero que esto nunca caiga en el olvido y siempre esté presente entre los Zamoranos.

Bss manuuu

Lauri dijo...

Joe... yo sabía un poco, pero hasta que no vi el documental no me lo imaginé de verdad... ¡uf!
Increible.