domingo, 25 de marzo de 2012

Puro Arte

Admirar un Picasso; contemplar un Matisse; impregnarse de un Van Gogh... Sin duda el arte es la más bella exposición que ha creado el hombre. Un día te posas delante de una obra, y te cautiva, como puede hacerlo un gesto o una sonrisa, o una canción. Es la forma de vivir, es la esencia del ser humano, la vida hecha materia.
El artista es el cautivador de sueños, el personaje de su propia obra, el orador desnudo, la emoción hecha pintura, escultura o partitura.
Aquella sonrisa que un día escondió Da Vinci, la filosofía contenida y pura que contagió a Rodin, o una lágrima tan fácil y dorada, tan real y sincera, tan escondida y hermosa que pocos conocen y sin embargo alaban.
El orgullo de sentir, de plasmar el alma en un beso, de ahorcar el tiempo en una mirada, de ahogar el aliento en un grito, de esconder un socorro, un misterio, una copa más o una desesperación jugosa.
Un día ves el temor a la muerte, la nostalgia de un recuerdo, del pasado glorioso, la llama de un fuego sin apagar, hecho cenizas pero manteniendo esa bella esperanza que llamamos rescoldos.
Un baile sinuoso, una caída a la trampa del rencor, del bigote enredado, del árbol con la manzana en el suelo, del humo hecho señales. La frase encantada, las venas implorando odio, la nota caducada de escalofrío, el ritmo de la simbiosis perfecta, locura indicando pasión.
¿Y qué es la vida sino puro arte? En la lluvia que recorre la ciudad en silencio y con su maravilloso compás. En el viento que sonroja, que enciende la inspiración. En una bonita estación que alerta sobre el futuro, que previene la destrucción, que detiene el tiempo.
Solo algo tan grande y valioso como el arte nos puede enseñar a exprimir el universo, o a robar el sueño de la elegancia. A mirar esta creación y creerla solo tuya, toda para ti, ser un ombligo en un mundo de cuerpos sin (com)postura.
Y así se evoluciona; sólo de esta manera se traspasa el valor de la incertidumbre y se alza ansioso a las manos de la gloria.
No detengas tu paso, ni busques la felicidad detrás de una valla. Manda a tu boca lo que la razón quiere pronunciar, y no olvides que el misterio de la vida, sólo lo hallamos cuando entendemos lo que expresamos.

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