Hacía mucho que no venía por aquí, pero creo que hoy debo escribir sobre lo que pienso.
Políticamente hablando, este país se va a la mierda. Bueno...políticamente y en muchos otros sentidos, pero eso es otra cosa.
Unos intentan un lavado de cara que no cuela, y los otros aprovechan que la sociedad ha creído toda esa sarta de mentiras sobre la denominada "crisis". Desde luego que hay crisis, pero nunca tan exagerada como quieren que pensemos ese cuarto poder denominado prensa. Estos denominados "periodistas" tapan información y manipulan las mentes de ciudadanos conformistas que no quieren otro medio de información que la televisión.
Se han perdido los valores más importantes sobre los que se suponía que se cimentaba la democracia, y hoy es solo un juego donde lo importante es donde cae la pelota, si a un lado o al otro. El problema es que las cosas, y menos estas, no son solo blanco y negro.
El bipartidismo es una lacra que no interesa erradicar, y nos hacen sumisos ante ellos. Bombardean todo el día sobre los dos partidos "más importantes" del país, y nos obligan a votarles, aunque existan otros muchos de los que no sabemos ni el nombre, ni conocemos nada sobre su partido y representantes.
El cúlmen llega un día como hoy, en el que se "celebra" el debate de la nación, y todos nos pegamos a la televisión, creyéndonos verdaderos expertos en política, hablando sobre quien gana qué, mientras solo vemos dos caras. ¿Y el resto?
No se vosotros, pero yo preferiría que tuviésemos más alternativas para conocer las propuestas del resto de partidos políticos que se han negado a enclavarse en una u otra rama. Hablan de economía, de sanidad, o de educación... a 15 días de las elecciones, y nos creemos todo lo que dicen solo por que parece que UNA vez cada cuatro años hacen caso a los ciudadanos.
Vamos por la calle y vemos banderitas en las farolas que solo entienden dos colores, dos colores que después de todo y encima, han perdido los ideales por los que empezaron a pensar.
¿Y resulta que esto es democracia? Vaya... Creo que en la antigua Grecia lo tenían mejor definido.
Democracia no es que mi voto si es en blanco tenga que ir a un partido que yo no he votado.
Democracia no es que gastemos 80.000 euros en un programa en el que solo escuchamos utopías que como su propio nombre indica, nunca llegan a cumplirse.
Así es la vida, preferimos sentarnos a ver el telediario día tras día y seguir pensando que si uno lo hace mal, el otro lo arreglará. O gritar mientras estamos en el sofá porque nos enfada las cosas que se dicen en el congreso, pero seguir votándoles porque es lo cómodo.
O criticar...y criticar...y criticar...y seguir criticando, pero a la hora de la verdad creernos el ombligo del mundo y mirar para otro lado cuando medio mundo SÍ tiene una crisis de verdad, que es el hambre o la guerra.
Nos quejamos de que vivimos mal poniendo un "tweet" desde nuestra blackberry, ¡Hipocresía pura!
Yo lo tengo muy claro, no votaré a ninguno de los dos.
martes, 8 de noviembre de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
Semana Santa
Y es que dejo de tener ideas para escribir en el blog.
Pero llega el momento del año en que me salen solas las palabras, y ese es sin duda el comienzo de la Semana Santa.
Aquí estoy amigos, otra vez, a 24 horas exactamente del traslado del Nazareno de San Frontis, y solo pensarlo el corazón me da un vuelco.
Porque otra vez empieza la gran semana. Nuestra querida ciudad de Zamora, ya está abarrotada de gente por las calles, y eso me hace feliz.
Significa que volvemos a florecer, al mismo son que lo hacen las flores en esta bella estación. Resurgen los sonidos, esos que inundarán durante diez días toda la ciudad. Esos que no puedes evitar escuchar y que se estremezca tu cuerpo. Sonidos como el Barandales, anunciando que llega la procesión, los coros de las diversas cofradías, que elevan sus voces hasta lo más alto del cielo pregonando el saber cantar de nuestra ciudad, las marchas que te calan los huesos y te llenan de emociones distintas, alegría, angustia, dolor, y sobre todo pasión.
Aquí estamos, señores, otra vez más...Volvemos a la calle, volvemos una semana más a vivir Zamora, a sentirnos las personas más afortunadas del mundo y las más felices. Volvemos a mirar las manos tiernas de un cristo que nos anuncia la vida, o que nos hace regresar al siglo XIV.
Volvemos a mirar la agonía de un cristo que carga la cruz como si fuera su vida, a observar las lágrimas que caen por la mejilla de la Virgen de la Soledad, a unir nuestro silencio, a procesionar con penitencia por las calles de nuestra ciudad.
Y es que la semana santa para los zamoranos, es algo que no se puede describir, es verdaderamente pasión y amor.
Nos pasamos todo un año esperando este momento, el momento de comprar una bolsa de pipas y rodearte de la gente a la que quieres para rememorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Hoy viajamos en el tiempo, un año más, hoy sonreiremos cuando veamos al nazareno asomar la cabeza por el puente románico. Callaremos cuando el cristo de las Injurias se acerque por la rúa, y el frío se hará dolor cuando en Olivares veamos bailar al cristo del Amparo al son del Miserere Alistano, en modo zamorano, en nuestro cántico.
El sol del jueves Santo nos recordará el legado fantástico que dejaron nuestros antepasados, y por la noche, rozaremos la mano de cristo que yace ante nuestras miradas atónitas, que se pasea por Zamora recordando lo que hizo por nosotros, y se lo agradeceremos entonando el majestuoso Miserere. Escucharemos Thalberg, y eso será el honor de la ciudad, la mano que indica el camino hacia el calvario, la cara de humildad de un pueblo reflejada en La Caída.
Vestiremos de luto para asistir al Entierro solemne y orgulloso de nuestro señor, aquel que deja caer su mano para que nunca olvidemos lo que somos en la conducción al Sepulcro, y veremos a la madre de todos los zamoranos con el hijo en su regazo, rogando misericordia, enseñando lo que es dolor, y sufriendo la pérdida del ser más amado.
Cantaremos la salve y levantaremos nuestra vela y nuestro corazón ante la Madre que muestra su calvario y su pena, ante esa madre que tan querida se siente entre nosotros, sin extravagancias ni pasotismos, tan solo sencilla y humilde, acorde con su ciudad, acorde con sus hijos.
Y por fin abriremos una sonrisa cuando lo veamos resucitar por la horta, cuando una flauta y un tamboril y cientos de pájaros asustados volando por la plaza mayor seamos testigos del gran reencuentro de la vida.
Y así despediremos como cada año nuestra vida, nuestra seña de identidad, despediremos a nuestra ciudad.
Eso es todo, espero que otra gran semana haga las delicias de miles de visitantes. Nos envuelva con su manto de esperanza, y nos llene de la ciudad a la que amamos.
Nos vemos en las calles, amigos.
Pero llega el momento del año en que me salen solas las palabras, y ese es sin duda el comienzo de la Semana Santa.
Aquí estoy amigos, otra vez, a 24 horas exactamente del traslado del Nazareno de San Frontis, y solo pensarlo el corazón me da un vuelco.
Porque otra vez empieza la gran semana. Nuestra querida ciudad de Zamora, ya está abarrotada de gente por las calles, y eso me hace feliz.
Significa que volvemos a florecer, al mismo son que lo hacen las flores en esta bella estación. Resurgen los sonidos, esos que inundarán durante diez días toda la ciudad. Esos que no puedes evitar escuchar y que se estremezca tu cuerpo. Sonidos como el Barandales, anunciando que llega la procesión, los coros de las diversas cofradías, que elevan sus voces hasta lo más alto del cielo pregonando el saber cantar de nuestra ciudad, las marchas que te calan los huesos y te llenan de emociones distintas, alegría, angustia, dolor, y sobre todo pasión.
Aquí estamos, señores, otra vez más...Volvemos a la calle, volvemos una semana más a vivir Zamora, a sentirnos las personas más afortunadas del mundo y las más felices. Volvemos a mirar las manos tiernas de un cristo que nos anuncia la vida, o que nos hace regresar al siglo XIV.
Volvemos a mirar la agonía de un cristo que carga la cruz como si fuera su vida, a observar las lágrimas que caen por la mejilla de la Virgen de la Soledad, a unir nuestro silencio, a procesionar con penitencia por las calles de nuestra ciudad.
Y es que la semana santa para los zamoranos, es algo que no se puede describir, es verdaderamente pasión y amor.
Nos pasamos todo un año esperando este momento, el momento de comprar una bolsa de pipas y rodearte de la gente a la que quieres para rememorar la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Hoy viajamos en el tiempo, un año más, hoy sonreiremos cuando veamos al nazareno asomar la cabeza por el puente románico. Callaremos cuando el cristo de las Injurias se acerque por la rúa, y el frío se hará dolor cuando en Olivares veamos bailar al cristo del Amparo al son del Miserere Alistano, en modo zamorano, en nuestro cántico.
El sol del jueves Santo nos recordará el legado fantástico que dejaron nuestros antepasados, y por la noche, rozaremos la mano de cristo que yace ante nuestras miradas atónitas, que se pasea por Zamora recordando lo que hizo por nosotros, y se lo agradeceremos entonando el majestuoso Miserere. Escucharemos Thalberg, y eso será el honor de la ciudad, la mano que indica el camino hacia el calvario, la cara de humildad de un pueblo reflejada en La Caída.
Vestiremos de luto para asistir al Entierro solemne y orgulloso de nuestro señor, aquel que deja caer su mano para que nunca olvidemos lo que somos en la conducción al Sepulcro, y veremos a la madre de todos los zamoranos con el hijo en su regazo, rogando misericordia, enseñando lo que es dolor, y sufriendo la pérdida del ser más amado.
Cantaremos la salve y levantaremos nuestra vela y nuestro corazón ante la Madre que muestra su calvario y su pena, ante esa madre que tan querida se siente entre nosotros, sin extravagancias ni pasotismos, tan solo sencilla y humilde, acorde con su ciudad, acorde con sus hijos.
Y por fin abriremos una sonrisa cuando lo veamos resucitar por la horta, cuando una flauta y un tamboril y cientos de pájaros asustados volando por la plaza mayor seamos testigos del gran reencuentro de la vida.
Y así despediremos como cada año nuestra vida, nuestra seña de identidad, despediremos a nuestra ciudad.
Eso es todo, espero que otra gran semana haga las delicias de miles de visitantes. Nos envuelva con su manto de esperanza, y nos llene de la ciudad a la que amamos.
Nos vemos en las calles, amigos.
martes, 9 de noviembre de 2010
Se dejaba llevar...
Algunas personas tienen poca personalidad. Y aunque esa expresión no tiene sentido, puesto que todo el mundo tiene personalidad, ya sea extroversión, introversión, o indefensión, todos tenemos un conjunto de rasgos que nos caracteriza. Indefensión, creo que esa es la palabra que más se acerca a la expresión "no tener personalidad".
Si, ahora me doy cuenta de que la carrera que hago a veces me trastorna y lo psicoanalizo todo. Pero no siempre las cosas que estudio sirven en la vida real; la Psicología no puede explicarlo todo, aunque me cueste reconocerlo. De todos modos si lo hiciera, ¿tendríamos libertad?, creo que es más divertido pensar que hay un margen, algo inexplicable que hace de la existencia algo misterioso.
Y aunque haya gente que no tenga personalidad, creo que llegará el día en que se den cuenta y reaccionen con madurez psicológica ¿no?; espero que no se queden ahí, que no sean niños inmaduros toda la vida.
Si, ahora me doy cuenta de que la carrera que hago a veces me trastorna y lo psicoanalizo todo. Pero no siempre las cosas que estudio sirven en la vida real; la Psicología no puede explicarlo todo, aunque me cueste reconocerlo. De todos modos si lo hiciera, ¿tendríamos libertad?, creo que es más divertido pensar que hay un margen, algo inexplicable que hace de la existencia algo misterioso.
Y aunque haya gente que no tenga personalidad, creo que llegará el día en que se den cuenta y reaccionen con madurez psicológica ¿no?; espero que no se queden ahí, que no sean niños inmaduros toda la vida.
lunes, 18 de octubre de 2010
Vive.
Este es un mensaje para la humanidad.
Hay personas que necesitan más de una vida para valorar lo que significa el mero hecho de estar aqui. Nos enfadamos, reimos cuando algo nos hace gracia, odiamos pequeños detalles de ciertas personas, y ayudamos cuando la situación nos lo pide.
Ríe a carcajadas cuando algo te haga hacerlo, odia a quien se lo merezca y desprecia a quien te lo pida con sus actos; sueña con viajar, viaja de verdad, acaricia a quien te apetezca y quiere a quien haya que querer.
Sé amable con la gente, o egoísta cuando tu quieras; duerme, duerme cómodamente y sin que nadie te interrumpa; baila descontroladamente cuando te vengas arriba. Siéntete bien cuando pase algo que inesperadamente te inunda de alegría, y vive feliz con quien te rodea.
Llora mares de lágrimas cuando te ocurre algo malo, y échale la culpa a los demás o a ti mismo si crees que es así.
Intenta pedir perdón, y da un abrazo largo e intenso a una buena persona. Haz una buena causa y encuentra la paz en tu interior por haber ayudado.
Come, come como si mañana se acabaran todos los alimentos del mundo, y ríete de los que cuentan cada gramo de grasa que se acumula en su barriga. Mírate al espejo y haz muecas, habla contigo mismo, habla con los demás, habla, habla, habla, y enfádate con los que no escuchan; escucha las historias que te interesen, y escucha a la gente que te necesita, da apoyo.
Escribe mil cosas y espera que alguien las lea y te diga: precioso. Haz el vago y después siéntete mal contigo mismo, pero sigue haciendo el vago. Espera momentos que luego no son tan felices como creías; siéntete deseado, desea.
La vida es algo que no se puede desaprovechar; no intentes ser quien eres, sé quien quieras ser y por encima de todo, vive.
Hay personas que necesitan más de una vida para valorar lo que significa el mero hecho de estar aqui. Nos enfadamos, reimos cuando algo nos hace gracia, odiamos pequeños detalles de ciertas personas, y ayudamos cuando la situación nos lo pide.
Ríe a carcajadas cuando algo te haga hacerlo, odia a quien se lo merezca y desprecia a quien te lo pida con sus actos; sueña con viajar, viaja de verdad, acaricia a quien te apetezca y quiere a quien haya que querer.
Sé amable con la gente, o egoísta cuando tu quieras; duerme, duerme cómodamente y sin que nadie te interrumpa; baila descontroladamente cuando te vengas arriba. Siéntete bien cuando pase algo que inesperadamente te inunda de alegría, y vive feliz con quien te rodea.
Llora mares de lágrimas cuando te ocurre algo malo, y échale la culpa a los demás o a ti mismo si crees que es así.
Intenta pedir perdón, y da un abrazo largo e intenso a una buena persona. Haz una buena causa y encuentra la paz en tu interior por haber ayudado.
Come, come como si mañana se acabaran todos los alimentos del mundo, y ríete de los que cuentan cada gramo de grasa que se acumula en su barriga. Mírate al espejo y haz muecas, habla contigo mismo, habla con los demás, habla, habla, habla, y enfádate con los que no escuchan; escucha las historias que te interesen, y escucha a la gente que te necesita, da apoyo.
Escribe mil cosas y espera que alguien las lea y te diga: precioso. Haz el vago y después siéntete mal contigo mismo, pero sigue haciendo el vago. Espera momentos que luego no son tan felices como creías; siéntete deseado, desea.
La vida es algo que no se puede desaprovechar; no intentes ser quien eres, sé quien quieras ser y por encima de todo, vive.
jueves, 2 de septiembre de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
Siempre vuelvo
Siempre tardo, pero vuelvo.
Aunque creais que este blog está abandonado, sigo intentando escribir de vez en cuando, aunque al final las ideas se esfumen y siga viendo cuando entro la ultima entrada desde semana santa.
No os creais que os dejo, a veces entro en silencio, me doy un largo paseo y sigo pensando para mi mismo: si es que es el mejor sitio de internet.
Pero ahora ha llegado mi momento desconexión. Se acabó la ciudad, el ruido, la gente, la música, el móvil, el ordenador y las calles largas que huelen a humo. Es mi verano de descanso (entre comillas), verde, y casi siempre con la misma palabra en la cabeza: soledad...
Nunca os habeis preguntado: ¿Qué estará haciendo tal persona ahora mismo?, pues esa es la pregunta que más veces ronda mi cabeza a lo largo del día, y luego vuelvo al trabajo.
Pero una escapada de este mundo nunca viene mal, de hecho viene fenomenal, ¿no?. Has escapado de todo (o casi todo) y alli no hay problemas...no hay barullos por cosas tontas, y no te preocupas de lo que piense esa cantidad de gente que te rodea.
Pero si algo aprendes, es a valorar lo que tienes en el mundo normal. Parece algo tonto, pero en realidad es lo mejor que te puede ocurrir. Os lo recomiendo.
Aunque creais que este blog está abandonado, sigo intentando escribir de vez en cuando, aunque al final las ideas se esfumen y siga viendo cuando entro la ultima entrada desde semana santa.
No os creais que os dejo, a veces entro en silencio, me doy un largo paseo y sigo pensando para mi mismo: si es que es el mejor sitio de internet.
Pero ahora ha llegado mi momento desconexión. Se acabó la ciudad, el ruido, la gente, la música, el móvil, el ordenador y las calles largas que huelen a humo. Es mi verano de descanso (entre comillas), verde, y casi siempre con la misma palabra en la cabeza: soledad...
Nunca os habeis preguntado: ¿Qué estará haciendo tal persona ahora mismo?, pues esa es la pregunta que más veces ronda mi cabeza a lo largo del día, y luego vuelvo al trabajo.
Pero una escapada de este mundo nunca viene mal, de hecho viene fenomenal, ¿no?. Has escapado de todo (o casi todo) y alli no hay problemas...no hay barullos por cosas tontas, y no te preocupas de lo que piense esa cantidad de gente que te rodea.
Pero si algo aprendes, es a valorar lo que tienes en el mundo normal. Parece algo tonto, pero en realidad es lo mejor que te puede ocurrir. Os lo recomiendo.
lunes, 5 de abril de 2010
Otra semana santa cumplida
Día de reflexión.
Domingo de resurrección, uno de los días más alegres y a la vez más tristes del año.
Alegría por la resurrección de Cristo, porque hoy se celebra la primera romería del año, y empieza la campaña romera; pero también triste, porque dejamos otra semana santa atrás.
Otra vez se nos va. Y se va como siempre, como todos los años, orgullosa de haber inundado las calles zamoranas, de haber lucido su elegancia, y su austeridad, su más humilde tradición.
Mañana ya no veremos los estandartes colgados de los balcones del ayuntamiento, y la gente se irá de Zamora volviendola a dejar sola, fría y viviendo del recuerdo.
Aunque la lluvia ha vuelto a hacer presencia en esta semana de vida y muerte, el balance vuelve a ser el mejor que podamos concederle, como siempre.
Porque nunca cambia, siempre llega un jueves con la emoción de ver al nazareno por el puente, y termina a golpe de flauta y tamboril, y escopeta en la plaza mayor con el reencuentro.
Pero siempre son diez días intensos. Días de escuchar mater mea hasta la saciedad, de esperar horas y horas hasta que no sientas tu cuerpo del frio, de ver miles y miles de cabezas reunidas en una plaza y que de ninguna de sus bocas salga un murmullo, de escuchar el silencio, y de comer almendras garrapiñadas o aceitadas.
Días de vestir de morado nazareno, de rojo silencio, o negro de luto; de contemplar escenas míticas como el cinco de copas al son de thalberg, o el caballo longinos con la marcha fúnebre de chopin; de arropar a la virgen de la soledad a su entrada en San Juan, y de que te invada un sentimiento de tristeza al oir el sonido del bombardino en las Capas Pardas...
Pero no solo la semana santa es para Zamora y los zamoranos, sino que nuestra ciudad abre sus puertas a que el mundo entero pueda admirar este sentimiento y notamos cómo en estos dias Zamora aumenta cinco veces el número de sus habitantes.
Pero hoy todo se acaba, todo vuelve a su sitio, la gente se vuelve a marchar, y la tranquilidad y la vida cotidiana vuelve a llegar a esta humilde ciudad, en la que esperamos dia tras dia que el barandales vuelva a avisarnos de que "ya llega".
Hasta el año que viene
Domingo de resurrección, uno de los días más alegres y a la vez más tristes del año.
Alegría por la resurrección de Cristo, porque hoy se celebra la primera romería del año, y empieza la campaña romera; pero también triste, porque dejamos otra semana santa atrás.
Otra vez se nos va. Y se va como siempre, como todos los años, orgullosa de haber inundado las calles zamoranas, de haber lucido su elegancia, y su austeridad, su más humilde tradición.
Mañana ya no veremos los estandartes colgados de los balcones del ayuntamiento, y la gente se irá de Zamora volviendola a dejar sola, fría y viviendo del recuerdo.
Aunque la lluvia ha vuelto a hacer presencia en esta semana de vida y muerte, el balance vuelve a ser el mejor que podamos concederle, como siempre.
Porque nunca cambia, siempre llega un jueves con la emoción de ver al nazareno por el puente, y termina a golpe de flauta y tamboril, y escopeta en la plaza mayor con el reencuentro.
Pero siempre son diez días intensos. Días de escuchar mater mea hasta la saciedad, de esperar horas y horas hasta que no sientas tu cuerpo del frio, de ver miles y miles de cabezas reunidas en una plaza y que de ninguna de sus bocas salga un murmullo, de escuchar el silencio, y de comer almendras garrapiñadas o aceitadas.
Días de vestir de morado nazareno, de rojo silencio, o negro de luto; de contemplar escenas míticas como el cinco de copas al son de thalberg, o el caballo longinos con la marcha fúnebre de chopin; de arropar a la virgen de la soledad a su entrada en San Juan, y de que te invada un sentimiento de tristeza al oir el sonido del bombardino en las Capas Pardas...
Pero no solo la semana santa es para Zamora y los zamoranos, sino que nuestra ciudad abre sus puertas a que el mundo entero pueda admirar este sentimiento y notamos cómo en estos dias Zamora aumenta cinco veces el número de sus habitantes.
Pero hoy todo se acaba, todo vuelve a su sitio, la gente se vuelve a marchar, y la tranquilidad y la vida cotidiana vuelve a llegar a esta humilde ciudad, en la que esperamos dia tras dia que el barandales vuelva a avisarnos de que "ya llega".
Hasta el año que viene
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